EXCLUSIÓN RACISTA

Cuando la exclusión de tipo racista se disfraza de caridad, o de filantropía, la mezcla suele resultar explosiva: estas ofensas desbordan los ánimos de quienes las padecen y las consecuencias se vuelven imprevisibles. Es el caso de lo sucedido al presidente del club de baloncesto Clippers en EEUU, un tal Sterling, pillado a micrófono abierto cuando se despachaba con su amante afroamericana, para que no se relacionase con los jugadores y el entrenador de su equipo (afroamericanos). La cosa era muy simple para Sterling: una cosa es emplearles para que jueguen y otra diferente es hacer vida social con ellos.

En compensación a su reprimenda, Donald era de los que regalaba a su amante valiosos obsequios, pero debajo de las envueltas ocultaba una patología racista indomable. A consecuencia del episodio, a Sterling acaban de multarle con dos millones y medio de dólares, más la suspensión de poder participar en la NBA, por lo que tendrá que vender los Clippers. La prueba del algodón: alguien que dice no ser racista y niega que uno de sus hijos se case con un miembro de una minoría. Como mínimo es que juzga a las personas por el color de su piel o su lugar de procedencia. Algo parecido a lo ocurrido al viejo racista Sterling, dueño de un equipo de baloncesto en EEUU.
LUIS ENRIQUE VEIGA A CORUÑA
Publicado en : El Correo Gallego