Unos 650 indigentes en la ciudad, de los que aproximadamente 50 se encuentran en fase terminal. 

Los miembros de la COORDINADORA CIUDADANA INDEPENDIENTE y CORUÑA SIN TECHO lamentamos que las medidas que se toman en lo referente a los indigentes sean siempre de tipo policial o caritativo por lo que proyectamos iniciar una recogida de firmas para que se tramite UNA LEY QUE COMBATA LA MARGINALIDAD.

Este hipotético texto debe garantizar a la persona un techo permanente tal y como recoge la constitución. Además el mendigo deberá recibir atención sanitaria y psicológica, especialmente cuando se encuentre en el peor nivel de degradación. Una vez que se cubren estas necesidades el indigente deberá participar en cursos de reciclaje formativo o de alfabetización si fuera necesario.

El paso siguiente seria que las administraciones públicas ubicasen al indigente en proceso de reinserción en un puesto publico de trabajo temporal, con preferencia en tareas sociales a cargo de las propias administraciones. El proceso de reinserción concluye cuando la persona esa empleable y puede lograr su independencia (VER MÁS) Blog de la Coordinadora Ciudadana Independiente y Comisión Sin Techo de la Coruña PARA LEER, COPIAR O IMPRIMIR CUALQUIER CARTEL O TROZO DE TEXTO, HACED CLICK SOBRE EL MISMO

jueves, 21 de julio de 2016

Clamor popular . Desahucios

Que el ciudadano sea expulsado de su hogar es un drama, pero que algunos hayan recurrido al suicidio y que tal tragedia sea la que propicie que algunos estamentos como jueces, políticos, la policía o la iglesia, se hayan pronunciado en algún momento en busca de esas alternativas que nunca llegan, resulta sencillamente patético.
Demuestra su desinterés por alcanzar una solución y confirma que es necesario que se produzcan muertes para reaccionar.
Estos suicidios, así como la muerte en vida de muchos afectados testimonian ser las víctimas de una situación a la que hay oponer todavía la espada del desahucio que pende sobre numerosas familias.

El caso de Lola es uno más en esta espiral que venimos denunciando.
Lola acudió el pasado día 12 de este mes a una vista en el juzgado de primera instancia para pedir que no se produzca la ejecución hipotecaria solicitada contra ella por el banco Santander.
El caso de Lola se basa en que en los contratos hipotecarios hay una cláusula abusiva (rechazada por la UE) que establece que por el impago de una sola cuota el banco puede reclamar todo el capital pendiente.
"Es lamentable y vergonzoso, lo que estoy sufriendo -dice Lola- Un abuso y un acoso".

Lola es una compañera que tiene pendiente un desalojo por impago de una cuota y media en 2013, quién dice haber sufrido llamadas de acoso de todo tipo.
En su comparecencia fue arropada por varias decenas de miembros del colectivo Coruña Sin Techo y de Stop Desahucios.
Una vez más se obvia la desesperación de esta gente -son miles de familias afectadas- cuando son los propios gobernantes quienes se empeñan en optar por políticas que propician la vulnerabilidad, la exclusión social e incluso la calle de muchas familias, demostrando en ocasiones una falsa impotencia que no por deliberada debería resultar menos inquietante. 

Luis Enrique Veiga Rodríguez (La Coruña)

Gente sin techo

Una asociación de voluntarios ha hecho público que en Valencia hay 404 personas sin techo, para los que Joan Ribó y Mónica Oltra, generosísimamente, han ofrecido 9 pisos.
¿Nueve pisos para 404 personas? ¿Es que en Valencia no hay infractucturas para atender a los sin techo, no hay voluntad politica para construir comedores sociales o albergues públicos "que no privados como la Casa de la Caridad que es de Bankia" o es que los sin techo siguen siendo tan invisibles com siempre?

¿A qué juegan los servicios sociales?
Conozco gente enferma que duerme en la calle, maltratada por las asistentes sociales tanto de barrio como de la Casa de la Caridad, desatendida sin que a nadie se le caiga la cara de vergüenza.
¡No sabía que en nueve pisos caben 404 personas! 

Mª Luisa Bello Sellés.- Valencia.
Publicado en : Levante

jueves, 14 de julio de 2016

Rescate tardío

En un breve recorrido diario por nuestra ciudad es fácil percatarse que los parques, los cajeros y los huecos de los escaparates siguen siendo el hábitat improvisado de muchas personas sin techo. En cuyo sentido tengo que decir que las calles de A Coruña albergan en estos momentos cerca de cincuenta casos en situación crónica sin hogar. El Protocolo de Atención a las Personas Sin Techo, que en teoría regula estas situaciones, es un documento imprescindible en proporcionar servicios en las etapas de prevención, intervención e integración social.

De acuerdo con este protocolo se trata de garantizar que las personas en situación de calle tengan sus derechos básicos a cubierto. Lo que recomienda a mi juicio habilitar con urgencia un albergue permanente con los elementos de supervivencia, atención médica y psicológica garantizados, con el objetivo de favorecer el ejercicio de los derechos humanos, bajo mínimos de igualdad. Se trata como decía de tres etapas:


a) Una primera fase de prevención dirigida a las personas o familias vulnerables, a quienes se les brindarán los servicios sociales encaminados a detectar los factores de riesgo.
b) Una segunda fase de intervención orientada exclusivamente a quienes forman parte ya de las poblaciones en exclusión, con puntos de atención y asistencia social, iniciando un proceso de integración social.
c) Una tercera etapa que corresponde al proceso de integración social propiamente dicho, devolviendo a un sistema de vida independiente a quienes viven en la calle.

Es un documento que nos permite registrar y conocer las causas para, a través de un diagnóstico, atender adecuadamente a los afectados.
No en vano en el alcance de dicho protocolo está, como decía, la protección de los derechos humanos, si bien no es menos cierto que no es un instrumento vinculante. Su aplicación es discrecional dependiendo más bien de la voluntad política del momento.
De modo que seguimos documentando acciones de exclusión, como la invisibilidad o la beneficencia, en detrimento de las políticas integrales que dicho protocolo protege.
Luis Enrique Veiga A Coruña
Publicado en : El Correo Gallego

jueves, 7 de julio de 2016

Diez pasos para destruir tu autoestima

Cuando hablamos de autoestima nos referimos a la percepción que tenemos sobre nosotros mismos y que a su vez condiciona nuestro estado de ánimo, nuestros comportamientos e incluso la visión que tenemos de nuestra realidad. No se comporta de igual manera una persona con buena autoestima, con confianza en sí mismo, que otra donde la inseguridad le limita y, por lo tanto, los resultados de todas sus acciones también serán diferentes.

Si cambias tu pensamiento, cambia tu realidad y como con frecuencia solemos hacer todo lo contrario a lo que sabemos que debemos hacer, aquí te dejo varias pautas para conseguir tener una autoestima mediocre:


1. Enfoca tu atención a la parte de ti que no es de tu agrado y aunque puedas mejorarla ni siquiera lo intentes. Te ha tocado ser así y punto. No gastes tu energía en lo innecesario.
2. Presume de tus defectos y jamás comentes la parte de ti de la que te sientes orgulloso. Pecarías de déspota y de poca humildad de cara a los demás así que, cuando te digan que estás atractivo o que te salió bien determinada acción, ni se te ocurra dar simplemente las gracias. Añádele frases como "tú que me miras con buenos ojos", "tampoco es para tanto" o simplemente "pero si estoy horrible o me salió fatal". Resta importancia a todo lo bueno que tenga que ver contigo. El auto-sabotaje es lo que mejor te hará sentir.
3. Sé crítico y autoexigente contigo mismo. No te permitas cometer ningún error porque estarías dándole un aplauso al fracaso. Viniste al mundo para ser perfecto, así que la posibilidad de error elimínala de tu repertorio de posibilidades. Antes será mejor que no arriesgues ni luches por nada aunque creas que merezca la pena. Mejor confórmate con lo que tienes incluso si no estás satisfecho. Todo puede ir a peor y este justo es el pensamiento que has de tener.
4. Cuando el error sea inevitable, no te perdones. Sé duro contigo mismo y olvida las palabras de aliento. De hacerlo no estarías asumiendo la responsabilidad. ¡Debes ser castigado! Trátate con desprecio y humillación, es la única manera para que frases como "el no puedo" y "no voy a ser capaz" se instauren en el disco duro de tu mente (inconsciente) y esta pueda recordártelo cada vez que vayas a intentar algo de nuevo.
4. No le des ningún tipo de valor a tus logros. Que lo hayas conseguido con anterioridad no te da ninguna certeza que puedas volver a conseguirlo. Seguro que has conseguido esos éxitos, única y exclusivamente, gracias a la suerte.
5. Cumplir con las expectativas de los demás es necesario para ser feliz. Intenta escuchar al líder del grupo y responde a todo con un sí. Da igual tu forma de pensar o de sentir. Tus principios, valores e ideas son secundarias. La prioridad es ser del agrado de todos.
6. Nunca tomes decisiones por ti mismo. Siempre pide sugerencias a los demás y aunque no estés conforme con las ideas que te aporten, llévalas a cabo sin tan siquiera cuestionarlas. Como seguramente vas a fracasar, es mejor que te justifiques diciendo que es lo que te aconsejaron hacer, a tener que pedir disculpas, reparar el daño en la medida de tus posibilidades y asumir tu error.
7. No te consideres merecedor de nada. Las personas con ese pensamiento viven en una nube.
8. Compárate con los demás. Es normal que envidies e idealices la vida del resto hasta sentirte mal. No significa que seas una persona pesimista, ni negativa ni siquiera una persona que no sabe valorar y sentirse afortunada de lo que tiene por muy poco que sea, simplemente eres realista.
9. Piensa siempre lo peor. De esta manera evitarás el dolor y frustración cuando, algún día, aparezca la parte injusta de la vida.
10. Deja de dedicarte tiempo para ti. Ni que estuvieras enamorado de ti mismo. Tu no eres la prioridad. Hacer actividades que te hagan feliz pudiendo regalar ese tiempo a la gente de te rodea, es de persona egoísta y poco generosa. 
Tamara de la Rosa - Psicóloga
Publicado en : La Opinión (de Tenerife)