Veo en España, lo confieso abiertamente, muy poca televisión. La mayoría de los programas me parecen totalmente prescindibles, simple entretenimiento que parece dirigido solo al mínimo denominador común de nuestras mentes de telespectadores.
Pero a veces uno tiene la suerte de encontrar una emisión que, si no le reconcilia con ese medio, sí le permite imaginarse lo que podría ser una televisión que cumpliese realmente su papel de espejo crítico de la realidad, algo que -claro está- da mucho miedo al poder.
Vi por suerte el otro día una de esas emisiones y no precisamente en la cadena pública, que parece estar al servicio del Gobierno cuando debería servir a la comunidad. Trataba de uno de esos dramas por desgracia cotidianos de nuestro país.
Me refiero a los desahucios. La emisión, que tal vez hayan visto algunos, tal vez incluso muchos de ustedes, y pido entonces perdón, daba voz a miembros de ese movimiento que trata de evitar que familias en las que uno o todos sus miembros han perdido de pronto el trabajo se queden también sin techo por no poder seguir pagando el alquiler o la hipoteca.
Hablo por supuesto de los casos extremos, por desgracia tan abundantes, aquellos en los que las viviendas pertenecen a algún banco rescatado con dinero público o las de tipo social que han sido adquiridas por alguno de los llamados "fondos buitres", que nada más hacerse con la propiedad, deciden subir los alquileres. (LEER TODO)
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