NEGLIGENCIA INSTITUCIONAL CON LAS PERSONAS SIN HOGAR

El problema del sin hogarismo se generaliza entre quienes entran en la vulnerabilidad a causa de la pérdida de su vivienda a quienes directamente ya viven en la calle. Sin embargo, con las actuales medidas asistenciales, se está potenciando la cronificación del problema a través de la refundación de los comedores sociales y las cartillas de racionamiento. Esto es lo propio de una derecha rancia que creíamos superada. Muy al contrario. Algunos ayuntamientos (y el de La Coruña no es una excepción) pugnan por sacar de las calles a estas personas pero no por la vía de la inserción sino de la persecución y la invisibilidad. Y esto viene ya de antiguo. Por su parte, el Gobierno sigue negando el contenido de la Carta Social Revisada de la UE, e impide que las personas en situación de vulnerabilidad o directamente de calle, puedan reclamar un alojamiento estable.
De modo que se obvia lo fundamental ante el sin hogar, que son dos tipos de medidas (la prevención y la inserción social y laboral). 1. Para prevenir es necesario crear un observatorio contra la exclusión social que identifique las causas de esta exclusión y actuar en consecuencia. 2. Además, hay que aplicar un plan de acción integral que tenga en cuenta las carencias de estas personas. Habría que ofrecerles un techo permanente, tal y como recoge la Constitución; una atención sanitaria y psicológica de la que carecen, especialmente en su peor nivel de degradación. Una vez cubiertas dichas necesidades, poder participar en actividades de reciclaje formativo (y si es necesario de alfabetización), así al final tendrían un salario por oposición a las actuales rentas de pobreza y que las administraciones públicas ubicasen al excluido en un puesto público de trabajo temporal (en tareas sociales). La inserción concluye cuando la persona es empleable e independiente económicamente.

Al ciudadano no hay que darle peces, hay que enseñarle a pescar. Y eso implica ayudar a rehacer los vínculos sociales a las personas sin hogar.
Luis Enrique Veiga Rodríguez
Publicado en : La Opinión Coruña