
Hay más de 1.600 expedientes de corrupción que no se circunscriben a un partido, sino a todos (casi todos) los estamentos: desde alcaldes de pequeñas ciudades, miembros o antiguos miembros del gobierno, a la monarquía... y que se sepa nadie está en la cárcel. Esto da oxígeno a esos mismos dirigentes mientras aviva el sentimiento de que la justicia no es igual para todos.
Tenemos también una justicia complaciente adaptada o dependiente del rango social del encausad@. Y ejemplos los hay: el último quizá el de la infanta Cristina dando la impresión de que la justicia está secuestrada, es ciega, sorda y muda, además de parcial. Si verdaderamente creemos que la sociedad debe regularse por la justicia, no estaría de más que los propios jueces empezaran a dar a cada uno lo suyo. Lo demás será el caos.
LUIS ENRIQUE VEIGA RODRÍGUEZ.
Publicado en ; ATLANTICO
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