La realidad trae cola y digo trae cola, ya que la llegada masiva de refugiados e inmigrantes a Europa, se veía venir, especialmente procedentes de países en guerra, como es el caso de Siria, etc. Y esto no es lo peor.
Sino el importante número de personas que se verán con sus perspectivas de futuro truncadas, dado el grave riesgo o peligro que entraña, conseguir realizar la travesía, por mar, en cayucos o embarcaciones inapropiadas, para poder realizar una travesía de tantos días de navegación, en condiciones climatológicas adversas, en el mar, e infrahumanas, como es desde sus respectivos países, hasta Europa. Esto nos da la idea de que estas personas huyen de la guerra y la miseria, viajan en unas condiciones igual que si de animales se tratasen.
Por lo que, los hechos narrados al margen, suponen un drama humano y grave, teniendo en cuenta, el elevado número de seres humanos que por unas u otras circunstancias, han decidido salir de sus países de origen, dejándolo todo atrás, con unas ilusiones y unas perspectivas de futuro y la idea de llegar a Europa, ilusión e idea de muchos, que acabaron ahogándose en el mar, a lo largo de la travesía, como ya les sucedió a tantos.
Naturalmente cualquier tragedia humana, es digna de lamentar, a modo de ver de éste que escribe. No obstante, lo que no parece normal, ni lógico, es que a estas alturas, viviendo según dicen algunos, en mundo civilizado y en una sociedad moderna, que unos cuantos para enriquecerse, les metan en las manos, armas y armas a otros, para matar gente y a todo lo que se le ponga por delante, esto es “una vergüenza humana”.
Rubén Díaz Vizcaíno
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