Unos 650 indigentes en la ciudad, de los que aproximadamente 50 se encuentran en fase terminal. 

Los miembros de la COORDINADORA CIUDADANA INDEPENDIENTE y CORUÑA SIN TECHO lamentamos que las medidas que se toman en lo referente a los indigentes sean siempre de tipo policial o caritativo por lo que proyectamos iniciar una recogida de firmas para que se tramite UNA LEY QUE COMBATA LA MARGINALIDAD.

Este hipotético texto debe garantizar a la persona un techo permanente tal y como recoge la constitución. Además el mendigo deberá recibir atención sanitaria y psicológica, especialmente cuando se encuentre en el peor nivel de degradación. Una vez que se cubren estas necesidades el indigente deberá participar en cursos de reciclaje formativo o de alfabetización si fuera necesario.

El paso siguiente seria que las administraciones públicas ubicasen al indigente en proceso de reinserción en un puesto publico de trabajo temporal, con preferencia en tareas sociales a cargo de las propias administraciones. El proceso de reinserción concluye cuando la persona esa empleable y puede lograr su independencia (VER MÁS) Blog de la Coordinadora Ciudadana Independiente y Comisión Sin Techo de la Coruña PARA LEER, COPIAR O IMPRIMIR CUALQUIER CARTEL O TROZO DE TEXTO, HACED CLICK SOBRE EL MISMO

jueves, 21 de enero de 2016

De Mexicali a Baltimore, via Fresno

Alfredo Quiñones Hinojosa nace en Mexicali, primogénito de seis hermanos. Como no había recursos en exceso en la familia, a partir de los cinco años empieza a vender comida, para hacerse de algún dinerito y apoyar la economía familiar.

En la escuela logra destacar, sacando muy buenos promedios. Sin embargo, a los 18 años busca alternativa de desarrollo y progreso, y piensa en la posibilidad de irse a Estados Unidos. No tiene papeles y opta por lo más fácil, cruzar la línea de una manera ilegal. En el primer intento lo detienen y deportan y ese mismo día más tarde vuelve a cruzar y ahora sí logra permanecer allá, llegando a Fresno, California a trabajar en el campo como pizcador.

De soldador a UCLA

En una ocasión, estando en el campo, le comenta a un primo suyo de que le interesa estudiar y así tener un mejor futuro. El primo le contesta, mirando el surco, “aquí está tu futuro”... a Alfredo no le convence mucho la respuesta. Ingresa a una escuela para aprender inglés, toma cursos de Matemáticas y ciencias y apoya a otros estudiantes de habla hispana que batallan con estas materias. Participa en un equipo de debate y eso le ayuda a mejorar sus habilidades de comunicación.

Ingresa a trabajar de soldador en una compañía de ferrocarriles. Aquí tiene una experiencia que le marca: En abril de 1989, con 21 años de edad, cae en un tanque vacío de petróleo, aproximadamente de 6 metros. Le tiran una cuerda para que vaya escalando y salir del tanque. Ya para llegar, y por los gases del tanque, se desvanece y vuelve a caer. Despierta en la sala de emergencia de un hospital. Desde entonces considera un regalo divino vivir, y trata de utilizar sus recursos al máximo.

De UCLA a Harvard

En 1992 consigue una beca y entra a estudiar Sicología a UCLA. Destaca en la escuela, y se involucra mucho en el laboratorio de Neurobiología, donde trabaja su mentor de la universidad, Joe Martínez. Al ver el interés de Alfredo por la Neurobiología, le sugiere que busque estudiar Medicina y le aconseja aplique para una beca en Harvard. La logra Alfredo y se va para allá.

En Harvard le toca conocer a Ed Kravitz, quien había sido un niño callejero del Bronx en Nueva York y logra ser catedrático de tiempo completo en Harvard a la edad de 30 años. Kravitz y Quiñones se llevan muy bien, muy probablemente por sus raíces similares, y Kravitz lo apoya en las investigaciones que realiza Alfredo en la escuela. Logra titularse con honores de la escuela de Medicina. Le piden que dé el mensaje a nombre de los estudiantes en la graduación, logra también su ciudadanía norteamericana y durante sus estudios de Medicina nace su primera hija. 

Actualmente colabora en el hospital John Hopkins de Baltimore, se especializó como neurocirujano y es el director del programa de cirugía de tumores cerebrales de dicho hospital, junto con otras posiciones más. Lo que más se destaca del doctor Quiñones es su gran trato humano. Siempre pendiente de sus pacientes desde el punto de vista personal, y sobre todo consciente de que el éxito en sus tratamientos dependerá mucho de la química y del trabajo en equipo que haga con el paciente y con su familia.

¿Qué ondas contigo?

Estimado lector, desconozco si usted alguna vez ha vendido comida en la calle o trabajado de pizcador en algún campo, o de soldador, pero lo que nos queda claro es que este doctor Q lo que hizo fue sacarle raja a los talentos que tiene y lógicamente aprovechar las oportunidades que se le fueron presentando. La actitud y el entusiasmo de este profesional de la Medicina nos enseña lo mucho de lo que podemos lograr. Y ojalá que no sea necesario una experiencia de muerte cercana, para entender el gran regalo que tenemos todos los días, que es el hecho de estar vivos. ¿Cómo la ve, estimado lector? ¡Feliz domingo!

Octavio Ballesteros
Publicado en : El Imparcial.com

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