
Es indispensable que sean los propios partidos los primeros interesados en que se creen los mecanismos adecuados para impedir convertir la política en una parodia evitando que las personas de escasos escrúpulos acaben ocupando altos cargos en las instituciones públicas. Al contrario, si no logramos erradicar ese cáncer que extiende ya por toda la geografía de este país dicha circunstancia puede acabar derrumbando no solo la convivencia entre los españoles sino la propia democracia.
Verdaderamente es rechazada la pasividad, cuando no la propia complicidad de los dirigentes políticos cuando intentan minimizar los casos de corrupción, salvo que afecten al partido de la oposición, junto con la ineficacia de una justicia que es controlada, regulada, vigilada y dirigida por ese poder político. Y ambos al servicio del poder económico.
LUIS ENRIQUE VEIGA RODRÍGUEZ.
Publicado en : ATLÁNTICO
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No serán publicados los comentariosque contengan opiniones ofensivas o de mal gusto.