
En la otra cara de la moneda: los políticos con sus intrigas. Es tanta la soberbia que no se percatan del riesgo de sus acciones. Con nuestros impuestos siguen subvencionando sus inmoralidades. A la par, una Justicia cómplice de esa corrupción. Los más pobres acuden a los comedores sociales como expresión de una pérdida de la cohesión social. Las corruptelas siguen y el abordaje social de estos dramas es mínimo para desencanto de todos. Se conceden ayudas a terceros países que, entre gastos de viaje y celebraciones, no recibirán nada.
Con sus mentiras, y sus alardes de optimismo, quienes deben contribuir a la mejora de esta situación siguen en sus castillos de naipes.
LUIS ENRIQUE VEIGA - A CORUÑA
Publicado en : El Correo Gallego
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