Unos 650 indigentes en la ciudad, de los que aproximadamente 50 se encuentran en fase terminal. 

Los miembros de la COORDINADORA CIUDADANA INDEPENDIENTE y CORUÑA SIN TECHO lamentamos que las medidas que se toman en lo referente a los indigentes sean siempre de tipo policial o caritativo por lo que proyectamos iniciar una recogida de firmas para que se tramite UNA LEY QUE COMBATA LA MARGINALIDAD.

Este hipotético texto debe garantizar a la persona un techo permanente tal y como recoge la constitución. Además el mendigo deberá recibir atención sanitaria y psicológica, especialmente cuando se encuentre en el peor nivel de degradación. Una vez que se cubren estas necesidades el indigente deberá participar en cursos de reciclaje formativo o de alfabetización si fuera necesario.

El paso siguiente seria que las administraciones públicas ubicasen al indigente en proceso de reinserción en un puesto publico de trabajo temporal, con preferencia en tareas sociales a cargo de las propias administraciones. El proceso de reinserción concluye cuando la persona esa empleable y puede lograr su independencia (VER MÁS) Blog de la Coordinadora Ciudadana Independiente y Comisión Sin Techo de la Coruña PARA LEER, COPIAR O IMPRIMIR CUALQUIER CARTEL O TROZO DE TEXTO, HACED CLICK SOBRE EL MISMO

lunes, 29 de febrero de 2016

Salvador, invisible hasta su muerte

Una asociación critica que el fallecido "estuvo muerto en la escalera un par de horas sin que nadie se percatara de ello"
Dos doctoras del centro sanitario lo observaron tirado en los accesos y trataron de atenderle sin poder hacer ya nada por él
Salvador llevaba los dos últimos años de los 45 que se le calculaban viviendo en el complejo hospitalario Virgen del Rocío. Cuando el día era soleado y las temperaturas agradables se le solía ver sentado en uno de los bancos de la «pradera», que es como los profesionales del hospital llaman a la zona verde situada justo enfrente del Maternal. Con el frío y al llegar la noche, Salvador buscaba, y normalmente encontraba, refugio en la sala de espera, junto a padres recién estrenados y abuelos a punto de serlo. Allí dormía y en los servicios públicos se aseaba y afeitaba antes de acudir a su 'puesto' de trabajo, de aparcacoches junto a un bar de los abundan en la zona.

Ése era el día a día de Salvador, en el que pocos se fijaron en vida y en el que casi nadie se fijó cuando murió, el pasado sábado a las puertas del mismo centro hospitalario que era lo más parecido a una casa que había encontrado.
En estos dos años, según denunció la asociación La Carpa -un grupo de voluntarios que lucha por hacer visibles a los indigentes y reivindicar sus derechos-, menos fueron los que ofrecieron algún tipo de ayuda a Salvador, invisible para la mayoría de los que se topaban con él a diario.

¿Cómo es posible que pasara dos años durmiendo en la sala de espera de un hospital y los servicios sociales no hicieran nada?
Es la pregunta que se hacían los integrantes de La Carpa, que denuncian que el de Salvador es sólo uno de tantos otros casos. (LEER TODO)

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