
Unos años después y tras unos cuántos entre rejas, hace memoria retrospectiva y dice que realmente no era consciente de lo que hacía. Que cobrar sobresueldos en negro era habitual. Que él venía a ser una pieza más de aquel engranaje de desalmados que lejos de desaparecer no ha parado de funcionar, con el saqueo sistematizado a las arcas del Estado. Estuvo al frente frente de un cargo que le quedaba sin duda algo grande y se codeaba con un ambiente de delincuencia en el que ser honrado resultaba también excepcional. Como ahora.
LUIS ENRIQUE VEIGA RODRÍGUEZ
Publicado en : Atlántico
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