
Se enteró todo el mundo. La receta parece muy fácil: siente a un pobre a su mesa, ante un plato de comida y hágale unas fotos. Exhíbalas públicamente y se convertirá, en el acto, en un político ejemplar. A lo mejor es para mostrarnos lo generoso que es; o tal vez lo bien que vive.
Suele decirse que la hipocresía es un plato que se sirve frío y muy fácil de combinar. A mí, ese plato, me da asco. Y más asco que algunos adornen esas mesas con suculento marisco.
LUIS ENRIQUE VEIGA RODRÍGUEZ.
Publicado en : ATLÁNTICO
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